GQ.com - ¿El trabajo de los hombres es más silencioso que el de las mujeres?
J.K. - Es más silencioso y peor pagado. Aprovecho para decirlo (risas). Tenemos que hacer como las tenistas, ellas se quejan de que cobran menos y nosotros tendríamos que hacer lo mismo. A ver si cogemos fuerza… Entiendo que las mujeres venden más y tienen un mercado más amplio pero bueno, yo también quiero lo mío.
GQ.com - ¿Te podemos considerar el vasco más internacional?
J.K. - Hay muchos vascos que están triunfando fuera de casa y no tienen tanto reconocimiento. Lo que pasa es que yo trabajo en una profesión muy mediática y es lo que requiere. En Euskadi hay gente increíble, sobre todo ahora que vivo en Nueva York me estoy dando cuenta de la gente que hay fuera, como abogados o profesores en universidades como Columbia, donde la competencia es enorme.
GQ.com - ¿De dónde te viene la afición por la fotografía?
J.K. - Me interesa mucho la estética, la belleza, y la fotografía es una manera de poder expresarlo. No me gusta la de moda, me parece interesante pero no es lo que quiero hacer. Prefiero hablar de sentimientos. Además Andrés también hace fotos, aunque él las hace a otro nivel, otro tipo de cosas y sabe bastante más que yo. De vez en cuando me hace tests en Nueva York, es divertido.
GQ.com - ¿De dónde sacas el tiempo para dedicarlo a la fotografía?
J.K. - Allí en Nueva York trabajas mucho, pero no es como en Milán, que tienes 20 castings al día. Se trabaja más desde agencia. Así que los días que no trabajo voy a yoga, a Central Park… hago cosas que no tienes oportunidad de hacer el resto del tiempo; intento conseguir una buena calidad de vida.
GQ.com - ¿Te gustaría que la fotografía fuera tu retiro dorado?
J.K. - No, sólo es algo que hago porque me gusta. Apenas se lo enseño a nadie me da mucho pudor enseñarlo, no pretendo nada.
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